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jueves, 30 de abril de 2015

Prevalencia de trastorno de personalidad... Lo que se lee...

Escrito por Miguel 

Recientemente he leído que entre un 25 y 30% de la población que acude a médico de atención primaria podría tener un trastorno de personalidad. Sin entrar en valoraciones sobre lo que se define como "paciente difícil" (que algunos pacientes son difíciles en la consulta de Fulano y no lo son en la de Zutano y viceversa) ni en el supuesto "poder" tranquilizante de diagnosticar al raro, pienso en las cifras del titular:  Dado el importante volumen de población que va a atención primaria un 25% de trastornos quiere decir que hay muchísimos trastornados (de la personalidad) por las calles.
Es cierto que los trastornos del eje II están infradiagnosticados. Los diagnósticos de trastorno de personalidad o de retraso mental rara vez aparecen en los diagnósticos de la historia clínica de atención Primaria, a pesar de ser bastante habituales.
El retraso mental se supone que tiene una prevalencia del 1,5% en países desarrollados y del 4% en países no desarrollados. En trastornos de personalidad hablan de 5 a un 15%. Una gran variabilidad.

Cuando uno lee los criterios de el cie10 sobre trastornos de personalidad se encuentra con lo siguiente:
"Incluye trastornos graves del carácter constitutivo y de las tendencias comportamentales del individuo, que normalmente afectan a varios aspectos de la personalidad y que casi siempre se acompañan de alteraciones personales y sociales considerables." El subrayado es mío con intención de destacar que son graves. Si en una consulta, uno de cada cuatro pacientes  fuese un paciente grave en su psicopatología, ningún médico podría aguantar el quehacer diario.
Además las pautas generales de diagnóstico son:
a) Actitudes y comportamiento marcadamente faltos de armonía, que afectan por lo general a varios aspectos de la personalidad, por ejemplo, a la afectividad, a la excitabilidad, al control de los impulsos, a las formas de percibir y de pensar y al estilo de relacionarse con los demás.
b) La forma de comportamiento anormal es duradera, de larga evolución y no se limita a episodios concretos de enfermedad mental.
c) La forma de comportamiento anormal es generalizada y claramente desadaptativa para un conjunto amplio de situaciones individuales y sociales.
d) Las manifestaciones anteriores aparecen siempre durante la infancia o la adolescencia y persisten en la madurez.
e) El trastorno conlleva un considerable malestar personal, aunque éste puede también aparecer sólo en etapas avanzadas de su evolución.
f) El trastorno se acompaña, por lo general aunque no siempre, de un deterioro significativo del rendimiento profesional y social.
¿Podemos imaginar una sala de espera donde uno de cada cuatro cumpla esas características? Sería un campo de batalla. 
Lo que quiero indicar más que nada, es que hay que tener prudencia con estas cifras grandilocuentes que se exponen en ocasiones. Cogerlas siempre con pinzas, ya que las cifras, a veces, pueden ser sesgadas por criterios muy inclusivos.
¿ A quien favorecen estas cifras tan elevadas? Quizás a los que hacen estudios sobre estas patologías y tienen que pedir fondos. 
No te dan los mismos recursos para estudiar un síndrome raro que sólo afecta a cuatro personas en todo el país que para el estudio de un síndrome frecuente que afecta a 4 millones.

jueves, 9 de abril de 2015

Los antidepresivos NO son placebo

Es habitual oír que los antidepresivos (AD) son placebos: Aquí ,  Aquíhere,...
Nada más lejos de la realidad. Los AD son psicofármacos con efectos sobre el sistema nervioso central y muchos otros órganos. Estos efectos - que en un inicio no se denominaron antidepresivos sino timolepticos por Schmidlin- existen. En determinados momentos en determinadas patologías son efectos útiles para la recuperación del enfermo, y tienen también un potencial perjuicio, pudiendo ser lesivos.

Llamarlos placebos es 
1. Faltar a la verdad
2. Dar una falsa sensación de inocuidad.
3. Potenciar su uso como "compasivo" creyendo erróneamente que no hace nada.
4. Confundir sobre su potencial lesivo.

Los estudios a los que suelen referir dicen que en depresión leve y moderada son tan efectivos como placebo, pero eso no quiere decir que sean placebo. Lo que dicen es que en determinadas circunstancias (depresión leve y moderada) si hay una mejoría en el estado de ánimo no se debe al efecto de AD. Esto no implica que un AD no posea sus características, sus efectos particulares y sus efectos característicos.
Si hacemos un estudio con el uso de antihipertensivos en dolor (por ejemplo) supongo que el antihipertensivo será tan (poco) eficaz como el placebo, pero eso no quiere decir que un antihipertensivo sea un placebo. Sigue siendo un fármaco, con sus indicaciones y sus efectos secundarios.
Los AD son psicofármacos con sus indicaciones y sus efectos secundarios. Usarlos fuera de su indicación (trastornos adaptativos, depresiones leves, preocupaciones,...) no es usarlos como placebo es, directamente, mala praxis. Igual que a nadie se le ocurriría dar un antihipertensivo o un hipolipemiante a un paciente con tos y decir que lo da como placebo. No se puede dar un AD fuera de indicación y decir que se da "como placebo".
A la medicación - y más si pasa la barrera hematoencefálica- hay que tenerle respeto. No miedo, pero si respeto. 
Los antidepresivos no son homeopatía ni gominolas. Son psicofármacos, no placebos.


Escrito por Miguel 
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