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viernes, 14 de enero de 2011

cosas de la psique


Algunas veces, en círculos de amigos, me preguntan sobre el tema, ya tratado por José Luis Ferreira, de SSMM los Reyes Magos: hasta que edad han de mantenerse estas tradiciones, cuando han de abordarse estos temas,... me piden mi opinión como profesional de la salud mental.
Suelo contestar que tengo mi opinión como persona, y ,por casos vistos en la clínica diaria, tengo una opinión profesional, una teorización pero no tengo la Verdad ni los hechos, ya que no hay estudios, pruebas, ni evidencias en un sentido ni en otro. No tengo, ni puedo tener hasta que la ciencia avance, un criterio sobre si iniciar o no estas tradiciones. Ni sobre si existe una edad precisa e inequivoca para abandonar la tradición. Quizás en el futuro algún pensador elaboré una teoría cabal, pruebe su teoría en la práctica, pasen dos generaciones y entonces otros puedan decir algo. Actualmente no se puede decir nada serio, sólo opinar.
La psiquiatría, psicología y ciencias afines tienen voz y voto en muchas cuestiones referentes a la infancia y la educación, pero, por norma general, no pueden meterse en las casas ajenas a decir como hay que hacer las cosas. Hay que puntualizar que existen temas en los que hay evidencias y conocimiento de que se daña o se beneficia el desarrollo del menor y, de existir esas circunstancias de daño, no sólo tenemos que intervenir sino que, si la situación lo requiere, derribar la puerta de la casa para proteger al menor.
Las ciencias de la mente han cometido numerosos errores por actuar sobre opiniones no contrastadas en vez de basarse en la experiencia. Recordamos que en EEUU, cuando se pensaba que la enfermedad mental era genética, se llevó a cabo la esterilización involuntaria obligatoria de cientos de personas como medida preventiva sin ningún resultado positivo; que en todo el mundo se trato con medidas muy dolorosas a numerosos pacientes afectos de lo que se consideraba una grave enfermedad mental: la masturbación; que en Inglaterra en 1962 Gerald William Clegg-Hill (subteniente del ejercito británico) murió por un tratamiento con fármacos para curar la homosexualidad que padecía. Hay una historia negra de la psiquiatría que no ensombrece sus logros, pero que los profesionales no podemos olvidar.
Las ciencias se ven influidas por las opiniones de la sociedad de la misma manera que la sociedad se ve influida por los avances de las ciencias. Si nos dejamos llevar desde las ciencias por las modas, las opiniones recientes, las creencias todavía no confrontadas, en definitiva por “lo novedoso”, corremos el riesgo de equivocarnos y ser dañinos.
Rebajando un poco el tono recuerdo que hace poco leí un articulo escrito por unos psicólogos que defendían que era perjudicial obligar a los niños a besar a las visitas si los niños no querían. Esa costumbre de: “niño besa a la tía abuela que ha venido de visita”, y el niño: “no que pincha”, y la madre apurada: “¡hay que ver que cosas tiene este niño!”. Una situación habitual que todos hemos vivido y, cuando hemos sido niños, hemos acabado besando, de refilón a la tía abuela que con el paso de los años hemos llegado (o no) a apreciar.
Pensé que sus opiniones no carecían de sentido. Por norma general emplear la violencia con un niño -cualquier violencia- es totalmente desaconsejable. Pero por otro lado existen unas normas de cortesía, una educación básica que se debe aprender, en la que entra la norma no escrita de besar a las tías abuelas de visita, aunque pinchen. Así que ¿porque valoran que sea perjudicial?
Cambiar costumbres arraigadas durante muchas generaciones, sin tener otras mejores por las que sustituirlas no parece una buena idea. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Visto desde los ojos de un niño la palabra "Tradición" carece de sentido, por lo tanto las costumbre arraigadas son cosas de adultos, pero una cosa si que es cierta el sentido mágico que impregna desde la mirada de un niño los reyes magos si ha de modificarse el único requisito es que den la oportunidad de desplegar esa misma magia e imaginacion, y la magia es todo menos una costumbre, excepto para los adultos, de aqui su perdida.

Miguel dijo...

totalmente de acuerdo anónimo, hace falta más madurez que la que tiene un niño para interpretar la tradición. Parece ser que Socrates intentaba lidiar con el asunto de mantener las tradiciones y seguir con los avances (vida de socrates de E.Tovar reseña en http://cvc.cervantes.es/lengua/thesaurus/pdf/04/TH_04_003_137_0.pdf )
y desde luego si se quita la magia y el espiritu de la Navidad (si, con mayuscula) de los Reyes Magos que se ponga otro significante.
Gracias por tu comentario.

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