Recientemente han aparecido numerosos artículos en prensa científica y no científica sobre las llamadas adicciones “no toxicas”. En estas no hay ningún estupefaciente involucrado a diferencia de las adicciones llamadas “tóxicas”, las que suceden por consumo de sustancias como el tabaco, alcohol, hachís, cocaína, etc. Las llamadas “no tóxicas” no crean dependencia por el hecho de tomar una sustancia, sino por el simple hecho de realizarlas. Adicciones al juego, las compras, la comida, el trabajo, el sexo, las nuevas tecnologías y al amor, son las más clásicas de estas modernas adicciones.
Hay una característica diferencial muy importante. Uno puede tomar alcohol o no tomarlo, puede fumar o no hacerlo, pero ¿puede no comer o no comprar? ¿Se puede no usar las nuevas tecnologías, no amar?¿es posible eliminar totalmente el trabajo o el sexo de nuestra vida? Las adicciones no toxicas tienen una diferencia no en el hecho de existencia o ausencia de conducta adictiva, sino en la cualidad de la actividad.
Para ayudar a diferenciar cuando nuestra actividad normal comienza a ser una adicción “no tóxica” es muy útil la secuencia evolutiva de las adicciones, descrita por Krynch, sobre cómo se va pasando desde una conducta que es placentera (comer, amar, comprar,…) hasta que se está “enganchado” y se es un adicto.
En su artículo de 1989 dice que uno comienza a dar el paso hacia la adicción cuando hay un aumento de los pensamientos referidos a la conducta problema. La persona que cuando está en el cine, viendo relajadamente una película, comienza a pensar en las compras, o en la partida de ordenador mientras se está con los amigos, etc.…Esa conducta primero ocupa el pensamiento y después quita tiempo, energía y deseo para otras actividades. Uno deja aficiones que tenía, a causa de su adicción. No va a las torradas con los amigos para quedarse haciendo algo para el trabajo en un día festivo. Poco a poco, su adicción se convierte en el único tema de su interés. Llegando a este punto, la familia, los conocidos, suelen confrontarle con su cambio de actitud, y el adicto tiene dos respuestas típicas; el célebre “yo controlo, puedo dejarlo cuando quiera” o el “no estoy enganchado es que…” y dan una respuesta que lo justifique. Por ejemplo; un adicto a las compras que se compra una cortadora de césped que no necesita, viviendo en un apartamento en el centro de Sant Antoni, y dice que “es que estaba muy barata…” Hay una justificación personal y un intento de convencer a los demás por medio de una distorsión acentuada de la realidad.
El sujeto adicto experimenta entonces un deseo intenso de llevar a cabo la conducta adictiva, bien sea comprar, comer o trabajar, pero ya no le proporciona satisfacción; ahora lo hace para calmarse. Ya no se descarga juegos para jugar sino porque siente la necesidad de descargarlos. Cree que al descargarlos se va a encontrar mejor, pero ya funciona esta conducta como una adicción. Realizan la acción no para encontrarse bien, sino para no encontrarse mal. El fumar lo único que calma es el “mono” de nicotina, no calma nada más. En esta fase ya comienza a requerirse ayuda profesional, pero el paciente suele negarlo y aparecen consecuencias negativas crecientes. La familia, los amigos, la cuenta corriente,…. todo se resiente del tiempo y energía que deberían ser empleados en gran variedad de actividades pero que son dedicados en exclusiva a la adicción. A medida que los efectos adversos de la conducta aumentan, el adicto comienza a tomar conciencia de la realidad y realiza tentativas para controlar la conducta por sí mismo. Tentativas que habitualmente fallan.
En este avocamiento descrito, que parece apocalíptico pero es real, todavía se resisten a pedir ayuda y si tienen apoyo en su adicción –gente que les presta dinero, que les facilita o tolera su conducta, que minimiza su problema- aguantan en este estado todo el tiempo que pueden, sin reparar en las consecuencias negativas a largo plazo
Como cada vez tiene menos apoyos emocionales reales, (los amigos, la familia se hartan y se rodea de gente que se aprovecha de su debilidad aumentándola) el sujeto tiene menor capacidad de aguante ante las emociones negativas y las frustraciones cotidianas. Su adicción es la única vía para hacer frente al estrés que depara la vida.
Como la comprensión de estos pacientes y cómo abordarlos requiere más espacio, en un próximo artículo hablaremos de ello.
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