He releido los 52 ítems probados de tareas sencillas que reducen el estrésdel grupo de la Universidad de Mujeres de Texas.
Se pueden leer todos en una entrada previa pero básicamente se dividen en tres grandes grupos: organización, cuidado de los demás y de uno mismo y miscelánea.
El primero, la organización, sería evitar el caos en la vida de uno, poner orden. Aconsejan levantarse 15 minutos más temprano en la mañana, prepararse para la mañana la noche anterior, anotar las cosas que hay que hacer durante el día, llevar a cabo un mantenimiento preventivo del coche, los electrodomésticos, la casa. Por supuesto dicen que hay que evitar dejar todo para última hora y que hay que planificar con anticipación. Un consejo que me ha parecido útil en la organización es el de quitarse las tareas desagradables primero, para que así el resto del día sea agradable.
Todo esto parece que va dirigido a tener esa sensación de control que nos permite sentirnos cómodos, que nos evita vivir en la incertidumbre en la que realmente vivimos.
El segundo bloque trata de cuidar a los demás y a uno mismo, dicen que hacer algo por los demás y amar y ser positivo evita el estrés. Ahora bien también ponen en otro ítem que es necesario tener capacidad para perdonar a las personas, así que amando y siendo empático nos podemos llevar algo de estrés. Insisten en un punto que he visto en otros estudios que es evitar a las personas tristes y establecer relaciones con personas positivas.
Sobre la relación con uno mismo, -un tema interesante ya que es la relación más intensa que tenemos en nuestra vida ocupándonos 24 horas al día, siete días a la semana,- nos aconsejan elegir un entorno favorable, cuidar el aspecto, evitar ese lenguaje autodestructivo que a veces nos hace tanto daño,… dedican numerosos consejos al cuidado de uno mismo con cosas como tomar un baño o una ducha al día, descansar, hacer ejercicio,…
A la vez dedican numerosos puntos a la importancia de saberse limitado, es decir, saber que uno puede fallar y evitar eso que nos sienta tan mal que es el “yo puedo”. Las mujeres que hacen este estudio quizás pequen de previsoras a los ojos de los hombres del tipo de “yo ya lo sé” y aconsejan cosas que suenan tan extravagantes como realizar preguntas, hacer planes contingentes sencillos y útiles por si algo falla, saber decir no a proyectos adicionales, actividades sociales e invitaciones para las cuales no tenemos el tiempo suficiente o la energía necesarios.
En la miscelánea hay cosas que si uno se para a pensar resultan muy útiles como ir preparado para esperar. Lleva algo que permita entretenerse por si hay que esperar por algún motivo no previsto. Dos muy útiles que yo combinaría son: dejarse un tiempo para la reflexión cada día y anotar pensamientos y sentimientos. Cuando uno tiene preocupaciones, o un problema el tomarse unos minutos para escribirlo hace que el cerebro lo enfoque de otra manera, lo vea de manera más lineal. A veces el pensar sobre ello una y otra vez hace que se active un programa de centrifugado, que no aclara nada, evitando avanzar hacia una solución.
Desde luego ponerse a cambiar de estilo de vida hacia uno mejor es útil y, a veces, necesario. Esto requiere un esfuerzo, una constancia y se supone que tiene la recompensa de una vida más organizada y con mejor relación con los demás y con uno mismo, lo que sería una buena definición de la vida tranquila.
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